martes, 8 de junio de 2010

Homenaje al hombre...

Hola gominol@s...
Hoy tenía planeado hablaros de mis viajes, tema grandemente esperado por todos mis detractores, para ponerme bien a caldo, que es para lo que me hacen comentarios (hola X, hola A), los grandes viajeros, que no conocen su propia provincia. Pero no voy a entrar en polémicas hoy (Uuuuyyyyyy! Lambendo o pau...), aunque sé que alguno tiene ganas. No. Hoy estoy contento. No quiero malos rollos. Y es que hoy, herman@s, hoy... me he encontrado con V. El Ñ, para más señas. El hombre. Una de las mejores personas que han parido las Rías Baixas. Un icono. Un héroe...
Pero vayamos por partes. Hoy mi coche provisional (todos serán provisionales hasta que llegue al Mustang) pitó reserva unos dos kilómetros antes de la gasolinera de la capital del mundo (Raxó, of course), dándome además la alegría de un consumo record por lo bajo, y paré a repostar, que dicen los finolis, o a echar gasofa, que decimos la mayoría. Y es estas estaba cuando me fijé que allí parado estaba V (que a la sazón tiene el corazón en la gasolinera, gran corazón, además). Nos saludamos (no nos vemos mucho, la verdad, por culpa de los curros respectivos) y allá nos fuimos a tomar un glorio al de la recta (sí, el bueno, el de antes del semáforo, el de Z). Lo que en principio iba a ser un ratillo de palique, se convirtió en casi dos horas de conversación que abarcó un montón de temas, aunque empezamos por la pesca de bajura (casi lo tengo convencido para que me enseñe cómo pescar el peixe porco, la Robaliza y el resto de los manjares de los que por ahora carezco de técnica para poder pescar), derivó hacia barcos, coches, y, como siempre, decenas de anécdotas de nuestro hombre en el extranjero.
No sé cómo describir a V. Es el prototipo de marinero: duro, fuerte, grande y peludo, con la piel morena y curtida, con ese gusto por el oro fiel al estilo de peixeiras, gitanos o mariñeiros, de semblante serio de entrada, que torna de oscuro en cada vez más luminoso a medida que aflora su blanca sonrisa y sus increíbles comentarios... He tenido el honor de verle arrancadas increíbles, como la del bus lleno de turistas, que lo primero que vieron cuando se abrió la puerta fue a V preguntándoles "¿vos enseño el pueblo?", y otras que no puedo mencionar en páginas de buen gusto como la mía... Pero lo mejor de V, es cuando cuenta anécdotas del extranjero. No es como X o A, que te pueden contar que en el hotel de 5 estrellas del país "X" los vasos estaban llenos de mugre y las cucarachas andaban con dos pies, no (lo siento, X, A, pero os tocó). V te cuenta cómo en medio del desierto de Namibia, volviendo a la ciudad en la que tenía que volver a embarcar, y conduciendo un 4 latas (Renault 4) por la única pista que parecía existir en medio del desierto, después de romperle las pelotillas al taxista para que le dejara conducir, diciéndole aquello de que "qué va a pasar por conducir por un desierto, hombre, que no se ve ni un coche", porque lo que quería hacer V era una práctica porque por entonces se estaba sacando el carnet aquí, y sabía que si se salía del camino lo único que podía pasar sería que atropellase a un lagarto... Por esa pista, digo, ve cómo 10 kilómetros más adelante, echando polvo cual correcaminos perseguido por Will E. Coyote, aparece otro 4 latas. Ve que el 4L se acerca. 4 kilómetros. 3 kilómetros. El 4L de V va a todo lo que da. El que viene, sin embargo, va a tope. 1 kilómetro. A 500 metros V levanta el pie y sigue con la tranquilidad de que el que viene se apartará. Qué leches. Es un desierto. Hay sitio y sitio como para que pasen 200 4L y un par de camiones de basura... 200 metros. El 4l que viene no se aparta. V levanta un poco más... 100 metros. No puede ser. Se apartará. 50 metros... Coooooooño! Que no se aparta!. 25 metros. Frena, frena, que aún nos la vamos a dar... 10 metros. La leche. Nos la dimos: Los dos 4 L se dan un beso, intentando formar un 8 L, que como todo el mundo sabe, no existe ni existió jamás, y lo que forman son dos montones de chatarra. Un accidente en un desierto de 4000 km (es un decir) de ancho. Homérico. V y su chófer-copiloto salen de lo que queda de coche, y aún atónitos se acercan a la otra chatarra para observar cómo sale una mujer embarazada, a punto de dar a luz, y que era el motivo por el cual el otro taxi iba a toda marcha hacia el hospital más cercano, y que también había pensado que ellos se iban a apartar... Increíble. Mientras los taxistas discuten,V casi tiene que asistir a la parturienta. Al final los rescatan y nadie muere...
También te aconseja comprar oro en Qatar, a no comprar nada en Abu-Dhabi, o a tener cuidado en Ciudad del Cabo. Entre otras cosas. Pero eso ya será contado (o no) otro día. Simplemente deciros que V es un gran persona. Un amigo. De esas personas que cuando entras a formar parte de su círculo lo comparten todo contigo. Un auténtico cacho de pan. La mayoría ya lo conocéis... no tengo que deciros más. A los que no... no sabéis lo que os perdéis.
En fin. Que entre las tres estrellas y las risas que me he echao hoy con él no he podido menos que hacerle un homenaje, que espero que le haya hecho un poco de justicia... aunque me he quedado muy, pero que muy corto describiendo tanto al personaje como a la gran persona que hay detrás.
Cuidaros, chanquetes, y tranquilos, que ya os hablaré de mi(s) viaje(s). Bicos.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyy, que mala es la envidia del no viajero!!!

Si nadie m escribe, nadie hace comentarios y xa dos q tienes nos pones a caldo, a partir d ahora en huelga de coments :D

Bicos "viajero"

Anxo dijo...

Veis lo que os digo... Igualito que las pirañas, que sólo aparecen para morder... Si es que...